Huellas en la arena

Por McLovin

Hay algo más triste que envejecer, y es seguir siendo niño.

Cesare Pavese

Caminaban por la arena húmeda. En el punto justo hasta donde sólo de vez en cuando subían las olas. La arena compacta marcaba las huellas de sus pies; un par grande y otro pequeño, en paralelo, el pequeño ligeramente por detrás. Padre e hija de la mano. La resaca iba difuminando el rastro hasta hacerlo desaparecer, como si nunca hubiesen pasado por allí. El cielo era gris y corría una brisa ligera y húmeda.

De repente, la mirada de la niña se topó con el rastro de unas huellas de gaviota, en forma de tridente, que el viento y el agua habían aligerado.

– Mira, papá, ¿de qué son?

– De hada- respondió el padre con una sonrisa juguetona.

–  ¡¿Tú crees?!- dijo la niña abriendo los ojos de par en par y con una amplia sonrisa.

– ¡Si! ¿Ves allí donde acaba el rastro?- dijo señalando un poco más adelante- Ahí se fue volando.

La mirada crédula de la niña y el brillo de sus ojos creó un momento de complicidad que iluminó su tarde. Siguieron andando, buscando rastros de seres mitológicos mientras la tarde languidecía.

 


 

Había recuperado la costumbre de los largos paseos por la playa con él. Le hacen bien, le habían dicho los médicos, volver a la rutina es bueno para él, quizá le ayuden a recordar. No era fácil desde la enfermedad; los accesos de ira y la mirada ausente hacían difícil reconocer al hombre que había sido.

Caminaban de la mano, lentamente. Ella descalza, él no (se había resistido agresivamente a quitarse los zapatos); esta vez las huellas más grandes ligeramente por detrás, como perdonando el viento. Un leve sol otoñal bañando la arena.

– Mira papá, huellas de hadas- dijo señalando una hilera de tridentes…

– ¡¿Tú crees?!

Creyó oír un punto de complicidad juguetona en la entonación. Cuando le miró, los ojos abiertos y la mirada crédula, inocente, la devolvieron a la realidad. Su mano enjugó disimuladamente su mejilla. Siguieron andando en un paseo sin tiempo.

2 comentarios en “Huellas en la arena

Deja un comentario