RWD/PLAY/FWD

Por McLovin

Lo primero que le vino a la mente fueron los titulares de los periódicos e informativos:

– POR PRIMERA VEZ EN EXHIBICIÓN LA ESTRELLA DEL SUR

– ENTRE FUERTES MEDIDAS DE SEGURIDAD SE EXHIBE EL DIAMANTE MÁS GRANDE DEL MUNDO

– LA ESTRELLA DEL SUR: LA EXHIBICIÓN MÁS VISITADA Y BLINDADA DE LA HISTORIA

Suspiró y avanzó. Debía comprobarlo.

El vigilante camina hacia la sala vacía para cerrar la ronda después de un día ajetreado con una enorme afluencia de público. La exposición está siendo todo un éxito y un récord de visitantes. Pero está agotado por la intensa jornada. Hoy ha sido el último día y se ha extendido el horario para que nadie que estuviese en la cola se quedase sin verlo. Mira alrededor, comprobando que todo esté en su sitio. Repasa y cuenta mentalmente cada uno de los objetos en exhibición, tal y como indica el protocolo. Todo en orden. Su mirada busca un lugar para apoyarse y apuntarlo en la ficha que debe rellenar cada día tras el recuento y cierre. Nada.

Está cansado y le gustaría que la jornada hubiese acabado y estar ya en casa. Cenando delante de la tele como todos los días con su mujer y comentarle como de pasada que he tenido un día normal, sin incidentes, cari. Anda, Antonio, seguro que te pasan cosas interesantes en el trabajo. Nunca me cuentas nada. De verdad que no, cari, la rutina de siempre. Calla que empieza el fútbol. Una jornada gris más de un trabajo gris de una vida gris. No será así hoy.

Se dirige hacia el pedestal principal, que alberga la joya de la corona de la exposición. El diamante más grande y caro del mundo. El foco de luz cenital parece potenciar todo su esplendor. Los reflejos polícromos del haz de luz rebotan en una explosión de color dentro de las facetas de corte brillante. Tanto que casi nublan la vista y es imposible mirarlo fijamente sin marearse. La alarma de proximidad momentáneamente desactivada. Quizá el primer error y el origen de toda la tragedia que está a punto de desencadenarse.

La exposición cierra hoy y afortunadamente no se ha registrado ni un solo incidente. Solo necesita un segundo; apoyar la ficha para escribir los datos después de un duro día de trabajo. Solo necesita un pequeño espacio para poder escribir cómodamente. Solo eso. Solo tiene que mover el gigantesco diamante unos milímetros. Mira lentamente alrededor. Nadie se dará cuenta. Extiende la mano con la ficha sobre el plinto. El diamante comienza a deslizarse con una inercia propia. Se resbala vertiginosamente. La mirada incrédula, los ojos desorbitados. Los brazos que se alargan y no llegan nunca. Las falanges enhiestas. Las yemas de los dedos que una milésima de segundo antes quizá hubiesen llegado a tiempo a cogerlo. Siempre tarde.

Clin…clin…clin…clin… Clon!

El tiempo se congela. La fatalidad resuena con un estruendoso silencio. La pausa es eterna. Los ojos desorbitados, la cara desencajada, la desesperación a flor de piel, la impotencia mayúscula. Todo eso se congela en un único instante. Todo se vuelve blanco y negro. Los ojos de incredulidad acompañaron un suspiro.

¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!

La pausa eterna se rompe. El vigilante desanda sus pasos, cansado. Exactamente la misma cadencia, exactamente las mismas pisadas hasta la entrada de la sala. Se detiene. Otra pausa.

Vuelve a avanzar, mira a un lado y otro, la misma mirada, los mismos pasos. Otra vez el pedestal, otra vez el diamante gigantesco, otra vez el cansancio que nubla el sentido (común), otra vez la fatalidad, otra vez los ojos incrédulos, la cara desencajada, los brazos que no llegan nunca. Los segundos que se hacen siglos.

Clin…clin…clin…clin… Clon!

La incredulidad inicial cede ante una carcajada que resuena por encima del estruendoso silencio.

¡¡¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!!!!

El diamante vuelve a su sitio. El vigilante desanda sus pasos milimétricamente, esta vez a ritmo vertiginoso y vuelve a entrar a la sala como alma que lleva el diablo, en un déjà vu diabólico, desquiciante. El sino, inevitable.

Mentalmente reproduce la música de Benny Hill.

– Tititirirititititirirititititiriritiririri Tititirirititititirirititititiriritiririri

Y siempre el Clin…clin…clin…clin… Clon! final.

8x

– Tititirirititititirirititititiriritiririri Tititirirititititirirititititiriritiririri

Clin…clin…clin…clin… Clon!

16x

– Tititirirititititirirititititiriritiririri Tititirirititititirirititititiriritiririri

Clin…clin…clin…clin… Clon!

32x

– Tititirirititititirirititititiriritiririri Tititirirititititirirititititiriritiririri

Clin…clin…clin…clin… Clon!

– ¡¡¡¡¡¡¡¡ JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!

– ¡¡¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!

– ¡¡¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!

Pausa la imagen y se levanta entre lágrimas de tanto reír. Coge el USB y se dirige hacia la puerta, camina por el pasillo, aún descompuesto por la risa mientras tararea la música de Benny Hill.

“Director de RR.HH.” pone a la entrada del despacho.

Juan, vamos a tener que abrir un expediente disciplinario a uno de nuestros trabajadores. Dirás que soy un cabronazo e igual salimos mañana en todos los periódicos, pero antes vamos a reírnos un rato. Tienes que ver esto.

Inserta el pequeño pendrive en la ranura del puerto USB, busca con el ratón y da a Play.

Fin

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