Un tour por el Tour (II). Edición 2018

Por E. Asensio

Es imposible reinar sin ser culpable.

(Louis de Saint-Just)

Pese a seguir bajo el hechizo de este extraño Mundial, parte de mi cerebro se ha desplazado ya a los encantos de la ronda francesa, que un año más, me dispongo a desmenuzar con mi incisivo bisturí.

Despejadas por fin todas las incógnitas, y para mi desgracia, comparecerá de nuevo Chris Froome como máximo favorito en la línea de salida de la 105ª edición del Tour de Francia, que partirá con todos los honores, en esta ocasión, desde la isla francesa de Noirmoutier. Si bien el nacionalizado británico ha perdido en el camino algunos de sus más fieles escuderos, emigrantes en búsqueda de mayor gloria, la presencia de Michal Kwiatlowski, Wout Poels y Geraint Thomas en su escuadra, más el refuerzo del talentoso Egan Bernal, parece más que de sobra para controlar de nuevo la carrera y sumarse al prestigioso Club de los 5 Tours, a saber, Merckx, Hinault, Anquetil e Indurain hasta la fecha.

Una nutrida e ilusionante lista de favoritos intentarán romper la hegemonía del potente Sky, y coronarse al fin en la prueba ciclista por excelencia; Richie Porte figura como la gran alternativa, pero en todas las quinielas hay que incluir al imponente tridente del Movistar conformado por Quintana-Landa-Valverde. Un pasito por debajo sitúo al resto de candidaturas, encabezadas por Vicenzo Nibali, Romain Bardet, Tom Domoulin y Rigoberto Urán.

Un conglomerado de buenos ciclistas acechan en busca de etapas y sorpresas, buscando una honrosa clasificación o, por qué no, un codiciado escalón en el pódium. Encontramos en este departamento al francés Warren Barguil, al británico Adam Yates, al irlandés Daniel Martin, al polaco Rafal Majka, al danés Jakob Fuglsang, al ruso Ilnur Zakarin o al holandés Bauke Mollema.

No pierdan de vista, por si acaso, los dorsales de estos corredores: Julien Alaphilippe en el Quick-Step Floors y Primoz Roglic en el Team Lotto NL-Jumbo, que vienen aclamados por la crítica.

Para los clásicos, disfruten de las pedaladas de Franco Pellizotti, Laurens Ten Dam, Philippe Gilbert, Luis León Sánchez, Mark Cavendish o el eterno Sylvain Chavanel. Nunca se sabe cuándo serán las últimas.

Salvo la baja por lesión de Thibaut Pinot, el apartado de ausencias no es especialmente llamativo este año, engrosado por corredores que han optado por otras grandes vueltas: es el caso de Fabio Aru, Simon Yates, Miguel Ángel López, Michael Woods o George Bennett, que optaron por la ronda transalpina. Podría echarse de menos la partida de Gianluca Brambilla, buen agitador en las carreteras escarpadas.

A los que no verán enfundados en su maillot, ni aunque ajusten la pantalla de su televisor, será a nuestro valiente Alberto Contador. Tampoco al prematuro jubilado Andrew Talansky, quien, para sorpresa de muchos, abandona el asfalto. También pasan a la historia del ciclismo nombres de relevancia como Tom Boonen, Haimar Zubeldia o Tyler Farrar. Y algunos nos sentiremos huérfanos sin las buenas cronos de Manuel Quinziato. Todos ellos verán la prueba desde casa.

Con la ilusión de Mikel Landa, el efecto Valverde, y el derrocamiento definitivo de Froome, ya tengo mi billete de ida, pero no de vuelta, para la pequeña isla de Noirmoutier.

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