El regalo tiene la categoría de quien lo hace (Ovidio).
Por El Listo de la Compra.
Ya está. Se acabó.
Como cantaba Mecano, hemos dejado atrás un año más. 365 días. Una unidad de medida tan disparatada como los grados Celsius o la puntuación en el tenis, pero que nos ayuda a cerrar ciclos y cada vez que se cierra un ciclo, merece la pena echar la vista atrás y hacer un recorrido por lo que ha supuesto el año. Por eso, ahora nos inundan con anuarios, especiales del 2016, repasos a los logros y fracasos del ser humano en esos 365 días, etc. Y, sobre todo… ¡las listas! Hay listas de y para todo: los mejores libros, los peores libros; películas; discos; conciertos; tuits; destinos turísticos; jugadores de ajedrez, de curling y hasta de fútbol; personajes más queridos y odiados. Hay de todo. Desde aquí os animamos, al igual que los amigos de Jot Down, a que hagáis también vuestra lista.
Nosotros, para ser igual de pesados que el resto de los mortales y sin un ápice de originalidad, compartimos gustosamente nuestra lista de regalos a los Reyes Magos.
Radical Face -The Family Tree: The Leaves (Nettwerk, 2016)
Radical Face se ha convertido en lo más melódico e intimista de la escena folk estadounidense. No hay nadie, con gusto musical medianamente definido, que no se vaya a quedar encantado con un regalo así. En vinilo o en CD, «The Family Tree: The Leaves» trata de la saga familiar de Ben Cooper, narrada a través de la música a modo de novela. Una serie de historias extremadamente íntimas a través de una sencillez y una dulzura inigualables (dos hermanos que se reconcilian, la oveja negra de la familia, aquellas cartas sin contestar, la persona que emponzoñó todo…). Cada letra, cada canción, las carátulas, los sonidos, todo merece la pena.
Radical Face es un proyecto liderado por Ben Cooper, quien también integra la banda Electric President. Este disco cierra la trilogía The Family Tree, en la que todas las canciones son interpretadas con instrumentos musicales que ya existían el siglo XIX: guitarra acústica, clavicordio, pandereta, caja y una voz sutil que domina la escena.
Aunque aquí traigamos el último de ellos porque es de 2016, también resultan imprescindibles los dos anteriores: The Roots (2011), The Branches (2013), así como la recopilación de grabaciones deslabazadas que han ido surgiendo en el proceso, The Bastards (2015), que hacen que ésta sea una trilogía de cuatro discos. Todos se parecen pero todos te impactan.
Se recomienda escucharlo ya sea mientras se conduce por carreteras secundarias solitarias con un paisaje tranquilo de naturaleza desbordante con nieve u hojas secas alrededor, o ya sea con una mantita, en un sofá, leyendo un buen libro y este discazo sonando de fondo; nunca el invierno resultó tan estimulante.
Yo quiero ser una rockstar
Recomendar un regalo es como exponer parte de tu ser. Es como un test psicotécnico. Te define como persona. Si yo fuera un reclutador de la CIA o del CNI sería la primera pregunta de descarte para el candidato.
Tiendo a ser bastante perfeccionista y no lo digo en el buen sentido. Una especie de TOC más o menos contenido, que llega a su paroxismo en determinados aspectos, entre ellos el vestir. Puedo resultar molestamente selectivo y me fijo en los detalles más nimios que pasan desapercibidos al común de los mortales y que en mi caso son los que inclinan la balanza. Vamos, un auténtico psicópata controlado. Tanto es así que a veces me reconozco, despojado del esnobismo propio de los yuppies neoyorquinos, en la mítica escena de las tarjetas de visita de «American Psycho». La perfección objetivada, una tarjeta to die for, que diría el ínclito Patrick Bateman. Sin la motosierra, of course.
Y ahora el piscotécnico. Mi regalo de Reyes perfecto para este año son unas zapatillas Valentino «Rockrunner Camo», unas deportivas que condensan toda la esencia del imaginario rockero del gurú de los complementos de la firma, su director creativo, Pierpaolo Piccioli. Olvídate de las New Balance, aunque seas hipster. Yo me convertí en un ex en cuanto me probé éstas y me sentí como una estrella del rock. Un icono hecho zapatilla. Un capricho, sí, pero un must. Yo se las he pedido a los Reyes. Espero que no se la jueguen. Tengo la motosierra preparada. Lo dicho, una psicopatía controlada…
Rough Trade Shops – Covers Vol. 1 (Rough Trade Ltd, 2016)
¿Regalar un disco? ¿En el siglo XXI? ¿En formato físico? Sí, sí y sí.
Una obra sobresaliente que ya conquista desde el propio concepto: un recorrido por la historia del pop a través de 40 versiones de otros tantos artistas comisionada por Rough Trade: la excelsa y mítica tienda londinense que cumple 40 años de trayectoria y lo celebra con este proyecto.
Relecturas de magnas canciones que satisfarán a los todos los públicos (hay versiones de Dire Straits, Gary Numan, Neil Young, Suicide, Captain Beefheart, The Smiths, Queen, Dolly Parton, Madonna, The Ramones, The Jesus & Mary Chain, The Beatles, The Kinks, Elvis Presley, Brian Eno, Nancy Sinatra o, el tristemente fallecido en el mismo año de edición del álbum, David Bowie); harán las delicias de los más eruditos (hay menciones expresas al año y formato de edición tanto de las originales como de las versiones, además estas últimas están clasificadas por orden cronológico comenzando por 1976 y llegando hasta la actualidad a ritmo de una por año); maravillarán a los clásicos (entre los autores de las relecturas tenemos a Bruce Springsteen, The Damned, Nick Cave, Pixies, The Fall, Dinosaur Jr, The White Stripes o Björk) y contentarán a los indies (nombres selectos del panorama solo aptos para iniciados: Kirsty MacColl, The Vaselines, Beachwood Sparks, Low, Warpaint, Wand, Jeffrey Lewis, Chromatics o Mac DeMarco)
Hemos escuchado esas canciones cientos de veces pero no podríamos imaginar que los archivos de Rough Trade podían albergar tales reinterpretaciones. Versiones enterradas y felizmente rescatadas que conforman un disco que destila epifanías de vida, que rezuma la exuberante historia del pop con acercamientos tan alejados de la ortodoxia que nos llevan fuera de toda consideración tangible de tiempo o lugar.
Libros. De los de siempre. Los de papel.
Justo ahora que los libros digitales serán más baratos aún que los de papel, es el mejor momento para comprar los de papel. Se están convirtiendo en pequeñas joyas. Siempre lo han sido pero ahora, su precio, en comparación con su primo 3.0, los convierten en productos de lujo. Pero los necesitamos. No solo para decorar nuestras casas y calzar mesas o sillones. Necesitamos evidencias físicas que nos ayuden a transportarnos a las historias que encierran ese medio kilo (de media) de placer absoluto.
Libros hay muchos y decantarse solo por uno es de necios. Verse obligados a tener que elegir únicamente un libro, ¿por qué? Este año se han editado muchas joyas. Desde la dolorosa y necesaria historia de Patria, de Fernando Aramburu hasta el ensayo del año para los libreros de Madrid, La España Vacía, de Sergio del Molino; un recorrido por el tiempo y el espacio de nuestro país y de nosotros mismos. 2016 ha sido el año que a muchos les ha dado la oportunidad de adentrarse en el mundo de los aforismos de la mano de Azahara Alonso con un librito que la ha puesto en el disparadero; somos legión los que esperamos ya la novela con la que acabe formando colas infinitas en algún centro comercial de renombre.
Como digo, lo más importante de los libros es lo bonito que quedan en la estantería. Una delicia. ¿Qué va a poner si no? ¿Fotos de la familia? Y es que algunas editoriales logran hacer pequeñas obras de arte. Lo de Blackie Books merece mención a parte. Ha cerrado el año con un libro sobre Bill Murray, un tipo que se ganó todo mi cariño al quedar atrapado en el tiempo. El inconfundible negro azabache de Acantilado es lo que Tom Ford al mundo de la moda y además sigue en plena forma alegrándonos la vida con más y más libros del mayor humanista del S.XX, Stefan Zweig. Confío en que se animen a editar los manuscritos que se descubrieron hace unos meses.
Si quieren dar un poco de color a ese rincón lúgubre y oscuro de su casa, pueden optar por los libros de bolsillo de Anagrama. Aquí, eso sí, abandonamos 2016, pero esta lista es mía y viajo en el tiempo cuando quiero. Un poco de morado con Middlesex: un Pulitzer para disfrutar con una historia desarrollada a lo largo de varias generaciones, desde Grecia hasta la próspera Detroit con una (o un) narradora/o cautivadora. Houellebecq es siempre éxito asegurado y tiene un gran gama de colores.
Por último, para los que disfruten de la novela gráfica, cómic, tbo o como quieran llamarle, les recomiendo que viajen por Madrid, huyan de Sol, Gran Vía y Callao y se acerquen a The Comic Co. Busquen a Jaime, háblenle y déjense recomendar. Imagino que les seducirá con la edición integral de Historias del Barrio que Astiberri ha publicado este año para acompañar a Beltrán por la historia de su vida. Si no, pueden echar mano de un clásico que, estoy seguro, no les dejará indiferentes y en el que se verán reflejados en algún momento, Los Combates Cotidianos. No he logrado animar a mi mujer a que se lo lea (y llevo intentándolo unos añitos). Si alguno de ustedes me hace caso, por favor, vuelvan y compartan conmigo su experiencia. Les esperaré impacientes.
Si no te ha tocado la Lotería, te toca viajar
Llega la Navidad y la irremediable esperanza por superar la crisis nos enfrenta con un dilema que nunca se ha logrado resolver. ¿Qué puedo hacer con el remanente de un billete de lotería premiado en el Gordo de Navidad? No es educado recordar que la balanza de pagos es negativa en el 99% de los casos, pero la indefendible lucidez de querer gastar el billete premiado nubla la razón de los necios. Conforme a la cofradía del Gordo de Navidad, que ha apoyado el omnipresente dogma de la Santa Lotería, una norma no escrita establece que no jugártelo en la Lotería del Niño es un pecado capital y la discordia entre amigos se convierte en una tónica general cuando se comparte un décimo. Es difícil para un devoto caer en la denigrante ingesta de bebidas espirituosas que sacian nuestra sed y se alejan de la voluntad divina, por lo que en la mayoría de los casos, por devoción o por no llevar la contraria, nos lo jugamos otra vez. Y la avaricia rompe el saco.
Sin ánimo de abrir heridas en un nuevo Concilio, el Listo de la Compra les plantea canjear esa ilusión irreal por algo tangible como podría ser un peregrinaje. Es simple marketing, pero lo único que hacemos es ofrecer opciones al lector y si hay algo que nos gusta, y mucho, es viajar. Curiosamente, la red minorista Halcón Viajes, dirigida por Chema Hoyos, ha puesto en marcha una campaña para canjear décimos no premiados del sorteo del Gordo de Navidad, del Niño y del Cupón de Navidad de la Once por un bono descuento de 20 euros para viajes que se reserven desde este mismo martes y hasta el 31 de enero para llevar a cabo hasta el 30 de abril. Según las condiciones de esta campaña, los bonos descuento sólo podrán aplicarse en las reservas de paquetes vacacionales de Travelplan, Welcomenbeds.com y Latitudes por importes superiores a los 400 euros.
En resumen, haga lo que haga, ¡¡no tire sus billetes no premiados y vaya a Halcón Viajes!! No tenemos nada en favor de este minorista, per es mejor viajar que llorar.
Y aquí está. Esta es la lista que os ofrecemos. Si nada de esto os convence, siempre podéis hacer caso de los anuncios y vídeos lacrimógenos que pululan por la red en los que te animan a que regales tiempo. Me gusta la idea, en general, pero el 6 de enero todo el mundo quiere que los Reyes Magos en lugar de carbón le dejen una pizca de fantasía que pueda palpar, escuchar y ver. Sobre todo, personas:
Lista de reproducción recomendada para seguir este post
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