La caza de brujas

Por R. Carazo –enteramente basado en el álbum “The Violence” (Fortuna Pop, 2012) de Darren Hayman–

Existe en el ser humano una propensión fuerte a despreciar las ventajas y magnificar los males de la época en la que le toca vivir” (Edward Gibbon).

Darren Hayman & the Long Parliament “Outsiders”

Canción incluida en el álbum “The Violence” (Fortuna Pop, 2012)

Para oírla, pincha aquí.

Solo estamos al margen

Esperando en los límites

Mendigando en la entrada

Pidiendo por amor

 

No recordamos

Ningún tiempo anterior a la violencia

Anterior a que los corazones estuvieran hambrientos

Anterior a que se convirtieran en piedra

 

Si no estás asustado

El agua puede correr más transparente

Puede que nos veas escondernos

En riachuelos poco profundos

 

No somos brujas

 

Entre 1644 y 1646 aproximadamente 300 mujeres fueron ejecutadas por brujería en los condados de Essex, Suffolk y Norfolk.

Aunque lamentablemente el fenómeno de la caza de brujas no se limitó a esos lugares sino que se propagó por toda Europa, fue en plena Guerra Civil inglesa cuando vivió uno de sus momentos álgidos.

Inglaterra estaba sumida en una crisis política y religiosa sin precedentes. El Rey Carlos desafió el poder del Parlamento al casarse con la católica Enriqueta María de Francia. Los puritanos protestantes ingleses veían al rey y a su esposa como impíos.

En épocas turbulentas, se ve el mal allá donde se mire y se miró principalmente a mujeres pobres, viejas y solitarias que vivían al margen de la sociedad. Otra constante de la humanidad, atacar siempre a los más débiles. La impureza campaba a sus anchas y la gente, asustada,  actuaba cruelmente.

Las creencias y miedos que llevaron a la caza de brujas vienen de la idea puritana de que es inapropiado contemplar la imagen de Dios directamente. Llevado al extremo, solo los ciegos eran considerados como completamente puros.

Los temerosos encontraron consuelo en la figura de Matthew Hopkins, que se autoproclamó como “Witch Finder General” convencido de que actuaba bajo las órdenes de Dios.

Hopkins comenzó a escuchar conversaciones entre supuestas brujas. Elizabeth Clarke fue la primera en ser arrestada y acusada. Presa fácil, tenía 80 años y solo una pierna. Hopkins afirmó que tras tener a la anciana bajo observación durante tres largos días con sus eternas noches esta “confesó muchas cosas”.

Al parecer, durante su interrogatorio, Hopkins fue testigo de la convocatoria de numerosas criaturas y horribles demonios. Una de esas criaturas fue llamada por Hopkins como “Vinegar Tom” un perro con cabeza de vaca y cornamenta. Este fue el título de la obra de teatro de Caryl Churchill escrita en 1976 y que, situada en la caza de brujas, aborda las desiguales relaciones de género en esta horrenda época.

vinegar tom

Clarke acabó por confesar que dormía con el demonio y señaló a otras mujeres de la congregación entre las que se encontraban Anne West y su hija Rebecca. Todas estas mujeres eran mendigas y sin un hombre que las ampare –solteras o viudas– percibidas como deshechos en sus comunidades. Es más, la caza de brujas puede verse como una medida  para mejorar la tasa demográfica de ciertas regiones pues normalmente se atacaba a las curanderas y mujeres que tenían (o creían tener) remedios contra embarazos no deseados.

Hopkins empezó a ofrecer sus servicios a otras ciudades. Por una modesta tarifa ayudaba a las comunidades a deshacerse de sus brujas. Falleció en 1647 de muerte natural (y no, como se ha llegado a sugerir, acusado de brujería y víctima de su propia justicia). Murió convencido de que iría al cielo.

Nadie fue al cielo o al infierno. Solo murieron.

¿Hasta dónde llegó la histeria colectiva? A parecer, tirar de los tobillos de la víctima mientras aún está el cuerpo balanceándose en la horca era un acto piadoso ya que se pensaba que al tocar a alguien en el momento de la muerte se permitía escapar al espíritu. Por esta razón, en las ejecuciones colectivas, se ponía especial hincapié en que los cuerpos balanceantes de las brujas no se tocaran entre sí.

Cada generación tiende a pensar que son ellos los que están en el extremo de la historia. El fin del mundo ha estado a la vuelta de la esquina durante siglos. Los británicos de 1646 tuvieron fundadas razones para creerlo.

Obras recomendadas sobre la caza de brujas en otras zonas geográficas:

  • Caza de brujas en Dinamarca: “Dies Irae” de Carl Theodor Dreyer (1943).
  • Caza de brujas en Massachusetts (Nueva Inglaterra): “Las brujas de Salem” de Arthur Miller (1952) escrita en plena caza de brujas macarthista estableciendo una alegoría entre ambas.

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