Si crees que entiendes la física cuántica es que no entiendes la física cuántica
Richard Feynman
(Ganador del premio Nobel en 1965
por su trabajo en física cuántica)
Por Anacoreta Bloguerer
Robert Lanza (Boston, 1956) calificado por el New York Times como «uno de los tres científicos vivos más influyentes del mundo», considerado el padre de la aplicación médica de células madre, ha desarrollado también una revolucionaria perspectiva sobre física teórica: el «biocentrismo».

Lanza sostiene que «la vida crea al universo y no al contrario», tesis con unas implicaciones filosóficas sobre nuestra concepción del tiempo, comparables a las del heliocentrismo sobre nuestra concepción del espacio.
Su punto de partida son las limitaciones de la ciencia moderna para responder a los enigmas fundamentales: «cuando un estudiante de 6º curso plantea una de las cuestiones más básicas sobre el universo como ¿qué pasó antes del Big Bang? el profesor, si es suficientemente experto, tiene una respuesta preparada: «no había tiempo antes del Big Bang, porque el tiempo solo puede existir junto con la materia y la energía, así que la pregunta no tiene significado. Es como preguntar ¿qué hay al norte del Polo Norte? El estudiante se sienta, se calla y todo el mundo finge que verdadero conocimiento ha sido impartido».
Plantea, de acuerdo con multitud de experimentos en física cuántica, el poder creativo de la consciencia, aunque mucho más cercana, no menos misteriosa.
«Tercer principio del biocentrismo: El comportamiento de las partículas subatómicas -en definitiva, todas las partículas y objetos- está inextricablemente ligado a la presencia de un observador. Sin la presencia de un observador consciente, existen, como mucho, en un estado de probabilidad.»
Eco del Discurso del Método, primer principio: «cogito ergo sum» = hay algo que está consciente, que se llama a sí mismo «yo». «Una sustancia cuya esencia y naturaleza es pensar y que no necesita para ser de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material».
Efectivamente, una verdad «tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla». No así, para mí, la derivada que Descartes deduce: «se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más perfecta (…) pues era cosa manifiestamente imposible que tal idea procediese de la nada».
En mi opinión (de extravagante escéptico), poco más se puede decir; dentro de este cráneo se está fenomenal pero no tengo más idea «firme y segura», de lo que llamo «realidad de ahí fuera». Y hasta aquí puedo leer, 1, 2, 3, responda otra vez: y hasta aquí puedo leer.
En este punto los cerebros pragmáticos suelen desinteresarse, alegando razones del tipo «quédate entimismado, otros organizaremos el mundo»: política, lingüística, vexilología, Altos Estudios de los Piojos… Es innegable la puntería de Marx en su tesis 11 sobre Feuerbach «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo». Ello no implica que no sigamos buscando, atónitos, el fundamento último de las cosas.

Volviendo al tema, la mejor ciencia nos dice que la consciencia es creativa de la realidad. No en el sentido new-age del anuncio de la Coca-Cola, sino de forma tan radical que implicaría que la flecha del tiempo, que damos por sentada, no tendría sentido. O, más precisamente, que: «El tiempo no tiene existencia real fuera de la percepción sensorial animal» (Sexto principio del biocentrismo).
Lanza dedica unas cuántas páginas del libro a contar una anécdota personal: la muerte en un accidente trivial, de un amigo suyo. No es ocioso este episodio, porque como Escarlata O’Hara, dolorosa y esperanzadamente sabemos que mañana será otro día. Los muertos seguirán muertos y la entropía avanzará inevitable.
Pero que el espacio no sea más que «otra forma de nuestro entendimiento animal» (Séptimo principio del biocentrismo), que esta noche no dure para siempre, o que «tú y yo» no sea una dualidad, eso no lo sabemos.
Sinceramente, no soy capaz de comprender estas ideas demenciales (¿la cocina desaparece cuando salgo? ¿no siguen pudriéndose los tomates en la nevera? ¿y si pasa, por ejemplo, un gato?) sin embargo, me parece vislumbrar el nacimiento de un nuevo sentido común, en cierto modo liberador.
Tras estos tiempos oscuros, vendrán nuevos despertares, ¿quién podría negarlo? cuando hemos aprendido tanto, día tras día, año tras año, extinción tras extinción, desengaño a desengaño… ¡Mira los dinosaurios! Muchos de los que negaban su existencia se creían más listos que el hambre.
Biocentrismo = biología para mejor entendernos. ¿Y consolarnos? Poner la vida en el centro (de Atención Primaria).
Parménides cuenta en su Poema cómo pasó del error a la verdad. Sin afirmar que los entienda en toda su profundidad, no me resisto a citar estos versos porque igualmente barrunto un precedente remoto de las ideas contraintuitivas de Lanza: «Oh joven, compañero de inmortales aurigas, que llegas a nuestra morada con las yeguas que te arrastran, salud, pues no es mal hado el que te impulsó a seguir este camino que está fuera del trillado sendero de los hombres, sino el derecho y la justicia. Preciso es que aprendas todo, desde el corazón imperturbable de la Verdad bien redonda hasta las opiniones de los mortales, en las que no cabe ciencia verdadera. Aprenderás, empero, también estas cosas, cómo las apariencias, pasando todas a través de todo, deben lograr la apariencia de ser.»

Creo que el autor de este breve comentario no había entendido nada del tema sobre el que se puso a escribir. Es confuso. Por otro lado encuentro el comentario incompleto ( por ej, no desarrolla la anécdota de la muerte del amigo, que cita y abandona sin más). Cita a Descartes y a Parménides. Hubiera sido más ad hoc, el apoyo de Kant y de Castaneda. La cocina que contemplas y dejas de contemplar ¿es cocina porque tu la ves? o ¿es cocina porque tu conciencia la ha creado?
Al contrario de lo que Machado nos dejó escrito de que “el ojo que ves no es/ ojo porque tú lo veas;/es ojo porque te ve ” aquí sería cocina porque así la veo yo.
La existencia de varias realidades o de varios tramos de realidades diferentes se constata día a día. Una persona que ha tomado peyote o LSD, según la doctrina médica conservadora tiene alucinaciones. Yo pregunto: ¿los que no lo hemos tomado, no las tenemos igual y durante 24 horas, los 365 días del año? o ¿esas alucinaciones, no constituyen acaso, una realidad diferente generada por el perceptor, que se ha introducido en ella a través del producto ingerido?
La doble realidad, la triple o la cuádruple, son manifestaciones del universo y que están ahí para quien quiera verlas. Sólo faltaría la aceptación general y la definición protocolaria para que pasaran a formar parte de la realidad habitualmente aceptada.
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Hola!
Soy el autor de la entrada. Gracias por leernos y muchas gracias por tomarte la molestia de comentar.
Tienes razón en que no entiendo el tema, ya lo digo en el mismo artículo (2 veces: sobre Lanza y sobre Parménides). La física cuántica no es, desde luego, mi campo y es suficientemente abstruso como para que Feynman dijera la primera cita.
Reconozco que el post es caótico y desordenado, llevas toda la razón en eso, pero me asaltaban ideas que aunque sólo tangencialmente relacionadas («la vida en el centro de atención primaria»), no quería dejar de mencionar.
Incompleto, por supuesto, habría mucho más que decir, el libro no está más que sucintamente esbozado. En particular lamento no haber sabido resumir los argumentos de Lanza sobre que multitud de parámetros del universo (la fuerza electromagnética, la potencia del BIG BANG…) no permitirían la vida de haber sufrido pequeñísimos cambios. (En cambio, no estoy de acuerdo con el el accidente del jardinero como ejemplo de esta carencia, considero que está suficientemente explicado, a los efectos de esta nota.)
Preferí no meterme en más jardines porque, efectivamente, no son temas que domine, pero también por hacer más ligero el post. De este otro me afearon, con razón, que no había quién se lo terminase: https://listodelacompra.com/2020/03/21/after-krastev/
Las citas, en mi opinión, son lo mejor del post, junto con los dos hipervínculos: las conferencias de Lanza y del Instituto de Física Teórica. Se podrían haber citado muchos otros autores, pero las que hay creo que son pertinentes. De hecho, si no recuerdo mal, el mismo Lanza menciona a Descartes en el vídeo que enlazo (también a Heráclito, que no es Parménides pero suelen estudiarse en paralelo).
Lo de la cocina, sí es un buen ejemplo de idea muy limitadamente explicada, pero, sinceramente, es algo que sigo masticando…
Sobre la puerta que determinadas sustancias pueden ser a otras realidades, tenemos una entrada publicada, que no escribí yo, pero suscribo varios puntos: https://listodelacompra.com/2016/06/23/lo-que-el-cerebro-esconde/ es un tema muy interesante, y potencialmente infinito.
De nuevo, ¡gracias por escribir! Nos seguimos leyendo…
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A mí sí me ha parecido muy interesante. Trae cosas para reflexionar a las que no estamos acostumbrados y se agradece leer este tipo de contenidos en el blog.
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Perdón por mi comentario tan esquemático: la primera frase era una introducción pretendidamente irónica al resto, aprovechando la cita que en la introducción utiliza el autor del comentario.
Con relación al comentario inmediatamente anterior he de decir que me ha parecido tan interesante que es una pena que no haya sido un poco más extenso.
En cuanto a la muerte del jardinero, sólo añadiré que como decían en el SXVII en Francia «que puedan recordar las rosas, nunca se ha visto morir a un jardinero».
Muchas gracias al autor por su amable y atento comentario. Un placer leer esta página.
Muchas gracias. Saludos cordiales.
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