Por Ignatius J. Batelmo
Acercarse a un disco que haya marcado mi devenir vital en cuanto a gustos musicales no es tarea fácil, como ya expresó McLovin. Por influencia paterna mis primeros recuerdos discurren por The Beatles, Bruce Springsteen o Dire Straits. Pasé por Roxette, Ace of Base y R.E.M. Compartíamos CDs y cassettes en el instituto y escuchaba britpop (Oasis, Radiohead) y heavy metal (Iron Maiden, Metallica). El eclecticismo sin duda fue lo que me marcó, con amigos y familiares que me iban sugiriendo nuevas fronteras musicales que derribar.
Sin embargo, The Smashing Pumpkins fue un grupo al que «presenté» a los demás, y Mellon Collie and the Infinite Sadness un disco que me marcó un camino propio, ya que, salvo canciones sueltas, no lograba aunar las críticas en mi círculo más cercano. Creo que eso fue, en mi escasamente rebelde adolescencia, lo que me hizo reafirmarme en torno a él. Había heavies (sí, los fans de Megadeth y Manowar) a los que les parecía un sonido demasiado ruidoso. No hace falta que diga lo que les parecía a mis amigos aficionados a Siempre Así.
Dos CDs, 28 canciones que van desde el grunge duro (Zero, Bodies) a las baladas de piel de gallina (To forgive, Stumbleine), desde el pop (1979, Muzzle) a la épica de temazos para siempre (Tonight, tonight; Bullet with Butterfly Wings). Maravillas de canciones, letras inmensas, sensibilidad y rock. Tenía 15 años y mi manera de comerme el mundo se remarcó a través de la música alternativa. Y me reafirmé en letras que me aprendía de memoria y que aún taladran mi cerebro con singular perseverancia.
Esa perfecta mezcla de rock y melodía sin parecerse a nada a mi banda favorita de siempre (R.E.M.), esos toques grunge sin tener nada que ver con Pearl Jam, la épica de las guitarras y los violines que luego marcarían el camino de muchas bandas de la siguiente década (Band of Horses, Arcade Fire), la delicadeza de sus canciones tristes a las que había llegado a través del recopilatorio Noches de Blanco Satén. Pero lo significativo de esa época era que uno no tenía a su disposición millones de canciones en la red, con lo que escudriñaba cada disco con detalle, cada canción un tesoro y la ilusionante expectación del estribillo ya merecía la pena.
Sí, yo también fui un adolescente en los 90, en la Sevilla post-Expo’92, en un época en la que España se la pegaba en cuartos de final, en los años de los asesinatos de ETA en mi tierra, con el 5º tour de Miguel Indurain, con el caso GAL, con el gol de Suker al Olympiakos, con Roldán en Laos, con el suicidio de Kurt Cobain o con mis cómics de Astérix. Y aunque los viernes me dejara llevar con el dance italiano, los jueves cantara por Extremoduro o saltara los sábados con Dover y Offspring, era música para socializar.
The Smashing Pumpkins se convirtió en un grupo mío, algo que disfrutaba en privado, cuyas letras creía cantar sólo yo, algo que sonaba a duras penas en la radio y casi nunca en los bares, y que justamente por eso se terminó convirtiendo en uno de mis favoritos. Con el paso de los años ellos crecieron y mis gustos musicales se ampliaron, pero siempre me quedará este Mellon Collie (su tercer disco) grabado en el subconsciente para siempre.
Unos años después me tocó elegir una canción para una selección de 60 amigos y compañeros, en las que cada uno iba eligiendo la que más le representara, y lo tuve bastante claro:
We’ll crucify the insincere tonight
We’ll make things right, we’ll feel it all tonight
We’ll find a way to offer up the night tonight
The indescribable moments of your life tonight
The impossible is possible tonight
Believe in me as I believe in you, tonight
Tonight, tonight
Que post tan emocionante. Ese disco también tiene un valor simbólico para mi, la cinta fue la banda sonora de un verano dividido entre Asturias y el Rompido, lleno de descubrimientos maravillosos y felicidad. Desde entonces me ha acompañado siempre, hasta cuando entendí que la tristeza es realmente infinita.
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Qué comentario tan bonito, Elvira. Sí que son letras y sonidos emocionantes, que aúnan felicidad y tristeza y entiendo las cosas que te hace sentir. Un abrazo largo y sincero
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