Mentiras de Ibiza (II): Sus virtudes

Por Nocmody.

En Ibiza, la leyenda dice que si haces un montículo en forma de pirámide regresas al lugar donde lo dejaste (Neliah Kandisha).

[CONTINUACIÓN DE MENTIRAS DE IBIZA (I)]

Sin entrar a valorar las bellezas y secretos de su perla (Formentera) ni destapar en exceso los más preciados rincones de la isla (si lo hiciera, perderían su esencia y más de una persona no me lo perdonaría), sugiero escuchar algunas historias ligadas a curiosos lugares que demuestran que Ibiza es algo más que un lucrativo negocio.

Una de mis sorpresas vino de la mano de ciertos relatos narrados detrás de las pantallas, cuyo aroma me hizo reflexionar sobre la odiosa costumbre de criticar las cosas sin más. Lean a Jabo Lump y entenderán a que me refiero.

En un artículo fantástico para la revista VOGUE-España, Marta Hurtado de Mendoza desmonta varios mitos sobre Ibiza. Me encanta cuando escribe “cómo es de mágica Ibiza que consigue que todo el mundo tenga una opinión sobre ella sin siquiera, en la mayoría de las ocasiones, haber estado”. Aquí ya se destapan algunas de las esencias de la isla, pero no soy yo el que lo hace. No del todo.

Cansado de los mismos locales de siempre y sin un aliciente musical que me llevara con entusiasmo a escuchar una buena sesión, acabé claudicando y siguiendo el consejo de mis guías espirituales en la isla: mis queridos amigos de VIP Soul, a quienes agradezco su amabilidad y cálida hospitalidad.

Me fui a Pachá a escuchar la sesión de Solomun de los domingos. Nada extraordinario, salvo una muchedumbre insultante. El cierre fue otra cosa. Con los motores cargados me bajé a la pista a escuchar las dimensiones de tan tremendo artista, compositor y director de orquesta. Con eso tuve que bajar la guardia y rendirme ante el escenario de notas melódicas sobre bases finas y rítmicas que sonaban como gotas de lluvia. Parecían módulos lineales sacados de una nave espacial y las bases te hacían moverte sin quererlo. Lo más asombroso no fue su calidad, ni su conexión con el público, sino que nada más terminar, este DJ, en un tándem con Dixon, deleitó con música en directo y de forma altruista a un grupo selecto de personas que acudimos a una villa famosa por habilitar una cueva, equipada con altavoces de medio millón de Euros, para celebrar exclusivas y espontáneas fiestas rave. En resumen, barra libre de bebida y sesión gratuita en directo, por amor al arte. Allí me encontré y charlé con personajes que habitualmente viajan en jet privado y alquilan yates de miles de Euros, lo cual me llamó la atención por la extraña humildad y cercanía que se desprendía en aquel ambiente. Desde Paris Hilton, hasta otro referente de la escena electrónica, Maceo Plex, había un nexo común: la música. Bueno, eso y pasarlo bien. Sin clichés sociales. Todos allí eran bienvenidos siempre que hubiera respeto. Y lo hubo.

Allí me dieron una primera lección (volví a recordar el reportaje del arquitecto de la noche).

Al cabo de unos días mis gurús me recomendaron otro lugar emblemático de la isla: el hotel pikes. Lo curioso de este hotel, histórico santuario y lugar de retiro de numerosas celebridades (Freddie Mercury, Julio Iglesias, Grace Jones, Bon Jovi, Naomi Campbell, Kylie Minogue o Wham, que inmortalizó la piscina del hotel en el video Club Tropicana, donde aparecía un joven George Michael con 18 años) es que ha sido habilitado como sala de fiestas de música Rock (Ibiza Rock House), atrayendo en su mayoría a residentes en Ibiza o trabajadores temporales, hartos de los mismos locales y las mismas fiestas que atraen al gran público.

Tuve la ocasión de visitarlo dos veces, una de las cuales fue la pool party de la famosa sala madrileña «El Fabuloso» de Silvia Superstar, donde acuden asiduos de la movida madrileña como Vinilla Von Bismark, Mario Vaquerizo y Alaska. El creador de esta fiesta, Diego Calvo, cuya personalidad excéntrica y reservada tuvo a bien entreabrir una pequeña puerta para hablar sobre su persona y la clave de su éxito, me propinó otra lección de humildad derribando mi primera impresión sobre su persona, no demasiado atrayente. De origen ibicenco, pasó sus primeros años en África (Chad y Sierra Leona, creo recordar) cuando su padre, un reputado ginecólogo, fue destinado allí. Sin poder ver el momento de volver por la extremada situación de emergencia que se vivía en aquellos tiempos en la región, Diego aprendió a valorar todo menos lo material y eso le forjó en unos valores que aún no ha perdido. Hijo también de una importante psicóloga y pionera en sexología en España, nunca fue el niño mimado que todos creían y empezó recogiendo cebollas de sol a sol, pudiendo haber elegido cambiar aquel sacrilegio por acudir a los mejores colegios del país.

Con el dinero que ganó con su primer trabajo (recuerdo que mencionó 10.000 pesetas) comenzó a construir poco a poco un imperio lúdico, organizando fiestas en salas de importante renombre  como Amnesia, Pacha o Privilege. Lo que en realidad me alucinó fue como hablaba sobre el día en que renunció a todo aquello por su pasión por la música. Con un semblante orgulloso y cierto brillo en sus ojos, nos contó que estando un día de llenazo en Privilege, discoteca con capacidad para albergar a más de 10.000 personas, percibió que la gran mayoría de sus clientes, o bien acudían invitados o bien venían con un pase de entrada barato, lo cual se observaba en la cantidad de pulseras VIP que la gente lucía. Solo unos pocos habían pagado la entrada para escuchar verdaderamente una sesión, asi que se reseteó de nuevo para crear la fiesta que ahora regenta: Rock Nights. La gente de la isla la adora, por su autenticidad y porque se sienten parte de ella, fuera de los estereotipos de la escena electrónica. ¡Ole sus huevos! De repente, me encontré en pleno verano en un lugar emblemático, escuchando rockabilly y con la gente desfasada como en una fiesta de fin de curso. De hecho, Diego fue uno de los elegidos por Loquillo de cada comunidad autónoma para acudir como invitado al concierto que ofreció el pasado 23 Septiembre en Madrid. ¡Grande Diego, los viejos rockeros nunca mueren!

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Cartel de Rock Nights en el Hotel Pikes

Su socio, mi amigo Pedro Úbeda, es un entrañable empresario sin escrúpulos a la hora de hacer negocios y con un don increíble para salir de los apuros más inverosímiles, pero encantador en el trato y digno de mención. Entre otras muchas responsabilidades es manager de Edu Imbernon, quien en mi opinión, es uno de los grandes DJs que existen en nuestro país. Lamentablemente la cantera española sigue sin estar tan reconocida internacionalmente en el mundo de la música electrónica. No vende tanto como Inglaterra, Holanda, Alemania o EEUU, (podéis ver aquí el listado de los DJ mejor pagados en 2016 según Forbes, por poner algunos ejemplos de DJs que mezclan su agenda de conciertos con actividades publicitarias y complementarias). Una lástima.

Lejos de los altos decibelios existe un discreto y tranquilo lugar de descanso al más puro estilo ibicenco. El conocido Kumharas, cerca de San Antonio, donde se mezclan tiendas de ropa típica de la isla, un restaurante a la carta y comida diversa para picar o tomar algo, en pequeñas mesitas o en camas balinesas donde fumar shisha y poder apreciar una maravillosa puesta de sol mientras te ofrecen espectáculos de fuego y llamas. Podría parecer otra más de las ofertas de Ibiza, sino fuera por sus artistas residentes. Por las mañanas ofrecen clases de yoga y meditación de a mano de la maravillosa Neliah Kandisha (Neli), una dulce mujer que tiene el aurea de una sacerdotisa antigua y la calidez de una sabia y encantadora maestra. Su marido, el gran José Rives, ameniza las veladas con música tranquila mientras te cuenta aventuras diversas en torno a su otro gran amor, la música electrónica. Les hablo de un maestro de maestros que lleva más de 30 años en esto. Ha enseñado a pinchar a DJs muy famosos de España que no voy a nombrar aquí por respeto a la humildad de este señor, y es uno de los mejores artistas que me he encontrado en toda mi vida. Es un creador y productor musical al más puro estilo de los grandes genios de la música. Solo os digo que fue residente en la mítica discoteca KKO, un auténtico Mad Max de los locales de la ruta en una época en la que le rock y el techno se fusionaban con volúmenes de alto voltaje. Os recomiendo visitar su página web y escuchar alguna de sus producciones.

No me puedo marchar sin hacer un guiño al paladar. La chef Charo Val presenta sus credenciales en barras gourmet de Cala Bassa Beach Club, un lugar tranquilo de playa donde se puede beber una botella de champan desde los 300€ hasta los 2500€ y puede que me quede corto. En todo caso ella se dedica a las degustaciones gastronómicas de primera calidad. Con 3 barras gourmet, podremos deleitar nuestros paladares, degustando desde las mejores anchoas de Santoña, hasta delicias como la flor de trucha ahumada, pasando por el caviar y otras frescas, o por supuesto, un jamón de Jabugo de categoría en un ambiente exclusivo. La Alacena del Gourmet, servicio que ella ofrece, hay aprovisionamiento de barcos con o sin chef en la categoría premium. Yo elegiría con chef (José Raya, un crack).

Os recomiendo su libro de cocina sostenible El bosque en tu paladar, ganador en los Gourmand World Cookbook Awards en la categoría de «Mejor libro de cocina sostenible» en español.

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Charo Val en su barra gourmet de Cala Bassa

2 comentarios en “Mentiras de Ibiza (II): Sus virtudes

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