Por Ignatius J. Batelmo.
A medida que envejezco, las preguntas se reducen a dos o tres. ¿Por cuanto tiempo? ¿Y qué hago con el tiempo que me queda? (David Bowie).
Título: Post Pop Depression
Autor: Iggy Pop
Año publicación: 2016
Duración: 41’
Sello: Loma Vista Recordings
Estilo: Rock clásico
Valoración: 5, para un domingo tonto
El mejor concierto al que he ido en mi vida fue uno de Iggy Pop hace casi quince años. Creo que él ya era muy mayor en ese momento, sin embargo saltó, brincó y se movió como un frenético veinteañero al que le han dado su primer trocito de sustancia psicotrópica estimulante. No es que pueda asegurar que estaba drogado, pero los momentazos de éxtasis colectivo que ofreció con I wanna be your dog, The Passenger o Lust for Life serán irrepetibles. Pantalón ajustado, top less con unas destacadas tiras de fibra, músculo y huesos, y un deslizamiento sincrónico entre las manos de un público entregado. Eso sí, viendo los vídeos de sus conciertos, se ve que tanto la estética como el comportamiento del respetable son bastante parecidos a los que viví in situ.
En 2016 Iggy Pop ha sacado nuevo disco. Sigue siendo viejuno, pero se ha puesto una chupa de cuero, a pesar de que hace unas semanas posaba desnudo para un grupo de pintores. Ya no se acompaña de The Stooges, sino que esta vez su banda la completan Joshua Homme (la cabeza más visible de Queens of the Stone Age), Dean Fertita y Matt Helders (baterista de Arctic Monkeys).
Supongo que esa cierta obsesión por reflejar la edad del protagonista (que alguno habrá advertido) deviene de mi particular cambio en estos 15 años: de un convencido de los principios del sexo+drogas+rock‘n’roll al estable trabajador con familia y que ya sólo va a contados conciertos. Una especie de depresión por el paso del tiempo que el disco refleja desde el título con pausa y mesura. Cuando ya no haces pop llega el stop. “Post pop depression” comienza con una “Break into your heart” que no termina de romper en tu corazón y tanto el viaje por el mundo (“German Days”, “Paraguay”) como la tranquilidad casera (“In the lobby”, “Chocolate Drops“) sirven para rememorar al adulto maduro con una copa de scotch o brandy con hielo, bastante alejado ya del cervecero saltarín en un directo lleno de adrenalina.
Uno se termina preguntando si es éste el final del camino para una estrella rutilante como Iggy Pop pero en el fondo desea que no sea así. David Bowie nos regaló ‘Blackstar’ consciente ya de que la enfermedad estaba acabando con él. Sin embargo, Mr Iggy (aunque de la misma quinta, 1947, que Starman) reflexiona, medita, deja las canciones a medio tiempo… y no termina de enganchar y emocionar al oyente de un disco casi redondo, pero con un diámetro muy corto. Una lasca más de calidad en comparación con el universo competitivo de esa generación, pero insuficiente dentro de la discografía de este genio. Quizás el riff guitarrero y el compás de la batería de “Sunday” despiertan a mitad de disco el espíritu enérgico de los setenta. Un espejismo.
No es una cuestión de mirarte de nuevo al espejo y desear verte con menos canas, más pelo, menos arrugas, más alegría, menos ojeras o más espinillas. Ni es la búsqueda de la eterna juventud lo que te mueve. Ni es que quieras seguir saliendo cada fin de semana hasta las 6 ó 7 de la mañana. No se trata tampoco de una llamada de la naturaleza a la exuberancia de la adolescencia. No es querer seguir viviendo en tu época pop ininterrumpidamente. El problema del paso del tiempo reside en no saber si la madurez te ayuda a ser más feliz porque has aprendido a dejar de comerte el tarro por chorradas, o si dicha madurez sirve para darte cuenta de que siendo púber no disfrutaste todo lo que hubieras podido. Ser adulto implica decidir si quieres ser feliz ahora o vivir del recuerdo. La depresión posterior al pop.
Eso sí, si tengo la dicha de volver a un concierto de La Iguana esperaré con ansia que se desgañite con los temazos que me alegraron en aquel mítico Espárrago Rock. Como un joven potro desbocado coceando de felicidad.
Los reyes del rock nunca mueren por muchas arrugas fisicas que tengan y nunncan estan acabados. Los son las almas que los miran.
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